Belleza,
digna de tú juventud y apreciada ser,
ante
la senectud, mirador llano de la esencia.
Luz
dorada, con una mancha de una gota negra,
ocultando
así como castigo cada barrera,
de
ésta, mi única pertenencia, cálida y sincera.
Palabra,
dueño de todos y al unísono, de nadie.
Dígase,
esto mismo, a tú mismísimo dueño.
Silencio,
amigo fiel del propio y prohibido línaje.
feliz san valentin
ResponderEliminarigualmente
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